En Japón la niña como objeto sexual es una realidad palpable en todo lo referente al ocio. Los negocios alrededor de la explotación de las menores van desde las versiones más ligeras como los meido café, hasta los establecimientos que ofrecen numerosos servicios de compañía; como hablar, pasear, reflexología o masajes, dónde es sabido que bajo mano se ofrecen servicios sexuales.

Una industria que engloba tiendas donde se vende la ropa interior usada de las menores, grupos de música de niñas idolatradas por adultos y el manga. Incluso hay una práctica muy extendida llamada Enjoi Kosai, donde las chicas ofrecen por Internet sus servicios directamente a los clientes.

Todo ello, son unas actividades que utilizan los vacíos de la ley para mercadear con las menores, como objeto o artículo de ocio y sexual, puesto que el único que se ofrece como reclamo es la inocencia, su atractivo y sus rasgos infantiles.